Cecilia Nogueira, sobre el trabajo infantil: “la infancia es el tiempo de los nenes para jugar, para soñar”
08-11-2025
12-07-2014 | “XI Encuentro de Comisiones para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil”
Cecilia Nogueira, sobre el trabajo infantil: “la infancia es el tiempo de los nenes para jugar, para soñar”
Así lo señaló la Coordinadora de la Comisión Provincial para la prevención y erradicación del trabajo infantil de la provincia de Buenos Aires (COPRETI), en el marco del "XI Encuentro de Comisiones para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil".

Este jueves y viernes último se llevo a cabo el "XI Encuentro de Comisiones para la Prevencióny Erradicación del Trabajo Infantil"; estando la apertura del mismo a cargo de los ministros de Trabajo, Oscar Cuartango, de Economía, Silvina Batakis y el secretario de Niñez y Adolescencia, Pablo Navarro.

También estuvieron presentes, el subsecretario de Trabajo, Carlos Molina, la subsecretaria Políticas Integración, Lucia Maffrand, el subsecretario de Espacios Públicos, Víctor Ropel, la coordinadora de la Comisión Provincial para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil de la provincia de Buenos Aires, (COPRETI), María Cecilia Nogueira, autoridades nacionales y provinciales y las representantes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Alejandra Pángaro, y de UNICEF Argentina, Lucía Arguello.  

Según datos de la Organización Internacional del Trabajo, 215 millones de niños trabajan en el mundo. Entre 2004 y 2012 esta problemática disminuyó un 56 % en el país, a causa de proyectos estatales. Los cordones fruti - hortícolas siguen siendo el núcleo más duro a erradicar.

Ezequiel tenía seis años el día que murió, en noviembre de 2011, producto del trabajo infantil, de la manipulación de veneno en la empresa avícola "Nuestra Huella", ubicada en Pilar. Desde los cuatro años trabajaba, junto a su familia, para llegar a alcanzar el mínimo de producción que los empresarios le imponían, a cambio de un sueldo de hambre. Los trajeron de Misiones, engañados, con promesas falsas que los sacarían de la pobreza, convenciéndolos del gran sueño de vivir en la ciudad. Al llegar no sólo tenía que trabajar de sol a sol, toda la familia, para ganar unos míseros pesos, sino que también tenían que "cancelar" la deuda contraída por los traslados a Buenos Aires.

La corta vida de Ezequiel transcurrió entre la sangre y el guano de las gallinas, manipulando venenos cancerígenos. Para Ezequiel no hubo tardes de juegos, libros de cuentos, ni meriendas con chocolate. Ezequiel fue víctima de un sistema perverso que explota a los más débiles, los niños,  y que en nuestro país está penado por la Ley Nacional 26.487, a partir del año 2013. Aquí  se prevé penas de entre uno y a cuatro años para quienes contraten niños y/o niñas por debajo de la edad mínima de admisión al empleo, que la Ley Nacional 26.390 estipula en 16 años. Esta sanción exime de las penas a los padres o guardadores del menor, ya que la mayoría de las personas que  mandan a sus hijos a trabajar son familias  de escasos recursos, que pertenecen a los sectores más vulnerables, por lo que encarcelarnos implicaría revictimizar a los padres y a los niños.

Se considera el trabajo infantil a las "estrategias de supervivencia o actividades productivas de comercialización o prestación de servicios, remuneradas o no, realizadas por niñas y/o niños, por debajo de la edad mínima de admisión al empleo o trabajo establecida en nuestro, que atentan contra su integridad física, mental, espiritual, moral o social y que interrumpan o disminuyan sus posibilidades de desarrollo y ejercicio integral de sus derechos", explicó Cecilia Nogueira, coordinadora de la Comisión Provincial para la prevención y erradicación del trabajo infantil de la provincia de Buenos Aires (COPRETI), un área estatal provincial que funciona desde el 2004 en el ámbito del Ministerio de Trabajo bonaerense.

Estos niños no tienen la oportunidad de ir a la escuela o jugar, muchos no reciben la alimentación ni los cuidados apropiados, en definitiva se les niega la posibilidad de ser niños, porque el derecho a la infancia y el trabajo infantil son excluyentes. "Nosotros pensamos que la infancia es el tiempo de los nenes para jugar, para soñar, para no hacer nada. Hay un falso dilema con respecto al trabajo infantil: 'prefiero que el chico trabaje a que se drogue', nos dicen. En realidad puede estar estudiando, jugando, con sus amigos o soñando en el futuro que le va a venir", consideró Nogueira, y agregó "es algo que se transmite en las generaciones y es muy difícil de erradicar.  Sobre todo en algunas culturas donde los papás sienten que lo único que tienen para dejarle a los chicos es el oficio".  Es por esto que el trabajo infantil no sólo tienen que ver con una arista económica, sino también con lo social y cultural y ese es otro de los motivos que hace tan difícil su erradicación, porque estos chicos que trabajan son niños a los que les cuesta mucho sostener la escolaridad y llega un momento en que la abandonan, lo que complejiza aún más la posibilidad de acceder a un trabajo digno y se reproduce el círculo de la pobreza.

Estadísticas alentadoras

De acuerdo con un relevamiento del Ministerio de Trabajo de Nación, en el período 2004-2012 la incidencia de esta problemática disminuyó un 56 por ciento, es decir que bajó  de un 7,8 al 3,4 por ciento, lo que convierte a La Argentina, junto con Chile, en el país latinoamericano donde más ha bajado la tasa de trabajo infantil. Esto se debe a distintos programas sociales, como la Asignación Universal por Hijo, el plan PROGRESAR, entre otros.

Particularmente, en la provincia de Buenos Aires el descenso del desempleo contribuyó a mejorar las condiciones en que se desarrollan los niños y niñas. "Hay una parte que falta todavía combatir, que es el empleo no registrado, porque la mayoría de los casos de trabajos de niños se encuentran en familias en donde no tienen trabajo registrado, trabajo decente", expresó Nogueira y sentenció "no es sólo el problema del niño que trabaja, hay una familia que está con esa dificultad".  

Las ladrilleras, dentro del territorio bonaerense y los cultivos agrícolas en el norte del país, conforman los sectores más importantes donde los niños se desempeñan como trabajadores. En las primeras los niños, desde muy pequeños, generalmente a partir de los once o doce años, lo que hacen es apilar ladrillos en jornadas larguísimas y casi sin descanso. La mayoría de las ladrilleras realizan un trabajo artesanal donde incorporan mano de obra familiar, que muchas veces incluye a niños y adolescentes. En el segundo caso, los niños trabajan muchas horas, sometidos a las inclemencias climáticas y a la contaminación por parte de los agrotóxicos, algo que repercute notoriamente en su salud.

"Hay núcleos duros, donde el trabajo infantil sigue siendo persistente. Tiene que ver con cordones fruti -hortícolas, espacios donde los niños trabajan porque sus padres trabajaron y siguen trabajando allí. En estas familias que  estamos diciendo, los niños tienen los bidones de agrotóxicos debajo de la cama, tienen sus padres muy precarizados que no han sido alfabetizados en su momento", enfatizó Nogueira. Los niños se incorporan alrededor de los 10 años a la cadena productiva agrícola, mientras las niñas generalmente lo hacen a los 7. Eso sin tener en cuenta que desde que son  bebés acompañan a sus padres al ambiente de trabajo por lo que desde un inicio están completamente expuestos a la toxicidad de esos productos.

Pero un niño no solo trabaja cuando recibe un salario a cambio, también puede hacerlo a cambio de comida, de ropa, o de nada, y esto también se considera trabajo infantil, a diferencia de la legislación que regula el trabajo en adultos. Un niño está trabajando cuando: limpia zapatos, parabrisas; repara neumáticos; junta cartones; vende o pide en la calle, semáforos, subtes o trenes; hace malabares en las esquinas; reparte a domicilio; carga y descarga camiones; hace servicios domésticos; cuida a otros chicos; cuida coches. Pero también trabaja cuando las tareas que hace en su casa le llevan un tiempo que le impide jugar, descansar, estudiar, desarrollarse plenamente como persona. Por ejemplo, cuidar a sus hermanitos o abuelos, limpiar, cocinar, entre otras.

Las excepciones: el trabajo artístico y en empresas familiares

Los niños y adolescentes actores brillan por doquier en la televisión, cine y  teatros, esto en Argentina está permitido, pero con ciertos condicionamientos: que la jornada laboral no atente contra la escolaridad, la salud o el desarrollo del niño/a; que no exceda las seis horas diarias de trabajo ni las 30 horas semanales; que no realce tareas penosas, peligrosas o insalubres; que cuente con el permiso de la autoridad laboral, que es el Ministerio de Trabajo de cada provincia. En definitiva lo que se busca es brindar un marco regulatorio que proteja al niño.

El trabajo infantil artístico rompe con el paradigma que reserva la función laboral para las clases bajas y al respecto la titular de la Copreti bonaerense sostuvo "el trabajo infantil artístico es muy heterogéneo, pero podríamos decir que hay nenes de colegios privados con un alto poder adquisitivo  que se están dedicando a trabajar".  Si bien no trabajan en una mina de carbón o una huerta, pasan varios días a la semana en un plató de televisión, rodeados de adultos; soportan largas filas para realizar un casting y se someten a las necesidades de los productores que los contratan. De aquí la importancia de una ley que los proteja.

Por otro lado, también hay una excepción para lo que se considera "trabajo en empresa de familia", esta legislación comprende a los niños entre 14 y 16 años que se desempeñan en empresas cuyo titular es la madre, padre o tutor. Al igual que el trabajo artístico, tiene  ciertas restricciones: la empresa no debe estar subordinada económicamente a otra empresa; que la jornada laboral sea de tres horas diarias y quince semanales como máximo; que no realicen tareas penosas, peligrosas o insalubres;  que cuente con el permiso de la autoridad laboral, que es el Ministerio de Trabajo de cada provincia.

El trabajo adolescente

El trabajo de adolescentes, para jóvenes de entre 16 y 18 años está permitido, pero con ciertas restricciones: deben tener autorización de los padres; la  jornada debe ser de  6 horas diarias como máximo y 30 horas semanales; trabajar en horario diurno; las tareas no pueden ser penosas, peligrosas o insalubres; deben contar con el permiso de la autoridad laboral, que es el Ministerio de Trabajo de cada provincia. Además, los adolescentes que trabajan deben tener recibo de sueldo a su nombre, derecho a vacaciones pagas, aguinaldo, obra social y aportes jubilatorios, y por supuesto, este trabajo no debe interponerse con los horarios en que los jóvenes van a la escuela.

Si bien la legislación vigente autoriza y regula el trabajo de los jóvenes entre 16 y 18 años, no es lo óptimo, ya que está en plena etapa de desarrollo y si trabaja puede descuidar sus estudios o abandonar la escuela,  o no tener tiempo para hacer deportes o divertirse y puede poner en riesgo su salud o su seguridad.  

El trabajo infantil y adolescente es un tema serio y que preocupa, actualmente según la Organización Internacional del Trabajo, 215 millones de niños trabajan en el mundo. "Erradicar el trabajo infantil es  el sueño y la utopía de todos los que estamos acá, tiene  que ver con una cuestión de militancia. Me parece que el trabajo infantil es uno de los lugares donde se ve más claramente la injusticia social, que es algo que no se puede permitir", concluyó Cecilia Nogueira.

Por último, cabe destacar que el Encuentro Regional de Comisiones Provinciales para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil tiene como objetivo primordial propiciar un espacio de diálogo e intercambio de experiencias, aprendizajes y metodología de abordaje de situaciones de trabajo infantil entre las COPRETI que integran la Región Centro del país (Córdoba, Entre Ríos, La Pampa, Santa Fe, Buenos Aires y Ciudad de Buenos Aires), según informó Diario Platense.