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08-06-2014 | VIH-SIDA | |||
Cahn: "Elegà la infectologÃa porque las enfermedades infecciosas están vinculadas a condiciones sociales" | |||
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"Hay que pensar que en el mundo se mueren cada año 800.000 chicos con sarampión cuando existe una vacuna que vale 3 centavos de dólar. Para eso no hay plata, la plata está para otra cosa como salvar a los bancos para que no entren en default", afirma Cahn, que el miércoles próximo a las 18, será declarado Ciudadano Ilustre, por su trayectoria, en el Salón San MartÃn del Palacio Legislativo porteño.
Tras su residencia en clÃnica médica, Cahn se especializó en infectologÃa en el Hospital Muñiz y retornó al Fernández para crear un servicio de infectologÃa en este hospital general, un concepto nuevo hasta ese momento donde sólo habÃa servicios de infectologÃa en las instituciones pediátricas.
"Asà empecé a trabajar solo en 1979 y cuando la Academia Nacional de Medicina se enteró de que habÃa un infectólogo en el Fernández empezó a mandarme pacientes de su instituto de investigaciones hematológicas que atiende a personas con leucemias, linfomas o cuyo tratamiento quimioterápico le bajan mucho las defensas", recuerda.
En 1982 la Academia le derivó a un dentista argentino que habÃa vivido en Miami y que regresó al paÃs porque se habÃa enfermado y querÃa estar con su familia.
"En su primera consulta nos contó que era gay. Nosotros comenzamos a tratarlo y al poco tiempo se murió. Nos cae un segundo paciente con una enfermedad oportunista, que son aquellas que las personas con su sistema inmunológico normal no agarran. Este chico era un bailarÃn del Teatro Colón, también gay, y habÃa vivido unos años en Brasil", cuenta.
La similitud de las historias llamó la atención de Cahn y, entonces, propuso un estudio de los casos al entonces jefe de Residentes de ClÃnica Médica, Héctor Pérez, quien hoy trabaja en el servicio de infectologÃa.
Los casos comenzaron a multiplicarse. En 1983 se descubre el virus de VIH y en 1985 llega a la Argentina el primer test.
"El 2 de octubre de 1985 muere Rock Hudson, es tapa del New York Times y de todos los diarios del mundo y de Argentina. Cuando llego al hospital veo a los medios afuera. Yo pensé que era porque se habÃa accidentado alguien, pero cuando ingreso, el director me dice que tengo que hablar por `esa enfermedad que atendés vos`".
"Al dÃa siguiente tenÃamos 150 personas que se querÃan atender. Recuerdo que fui hasta el kiosko, compré un talonario de números y los repartimos. Asà nació la primera tanda grande de consultas".
"Junto a las consultas comenzó a crecer la resistencia dentro del hospital por la atención de esos `pacientes raros` del servicio de infectologÃa", recuerda.
En 1986 le prohiben la internación de esos pacientes aduciendo "falta de condiciones" y cuando Cahn exige que las "condiciones de bioseguridad hay que aplicarlas a todos los pacientes", un médico clÃnico le responde: "No es nada personal pero los pacientes que vos traés son homosexuales y drogadictos y yo tengo hijos".
"Ni la homosexualidad ni la drogadicción se contagian, yo también tengo hijos y los atiendo todos los dÃas" le respondió Cahn.
"A partir de allà lo que hacÃamos era internar a los pacientes con VIH con fiebre y cuando bacteriologÃa nos hacÃa el diagnóstico le pedÃamos que nos lo confirme por teléfono y no por escrito, entonces les dábamos el tratamiento empÃrico sin confirmación diganóstica, asà trabajamos durante mucho tiempo ilegalmente".
Más allá del hostigamiento verbal (los médicos del servicio de infectologÃa eran llamados "la patota rosa"), en oportunidades les cerraban con llave las puertas de los consultorios y llegaron hasta a abrirles lockers y robarles más de 400 historias clÃnicas, a partir de lo cual Cahn se llevaba las historias a su casa hasta que les donaron una caja de seguridad bancaria.
"Llegó un momento en que las consultas habÃan crecido tanto que era imposible trabajar en los consultorios externos, entonces le pedà a un amigo arquitecto que me dijera dónde podÃamos construir un servicio. El presupuesto era de 250.000 dólares", recuerda.
Ante la negativa de fondos del hospital y del Estado porteño, Cahn comenzó a juntar los recursos a través de la Fundación Huésped, que habÃa creado en 1989, y asÃ, a través de aportes privados, de recitales a beneficio y de innumerables acciones logró construir el anexo en el que hoy atiende el equipo.
"He tenido a lo largo de estos años un cúmulo de satisfacciones, la creación de este servicio y de la Fundación han sido cosas macro, pero lo mejor que me ha pasado y que me pasa cada dÃa es cuando la gente te dice `gracias doctor`, y yo pienso que sólo cumplo con devolverle al paÃs la posibilidad que me dio de formarme", concluye.
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