En momentos en que el debate sobre la medicina occidental y la comercialización del sistema de salud se hace trizas sobre la tradición y el regreso a lo natural; esta semana llevará el signo del cuidado y la decisión de la madre en cuanto a cómo y donde parir. 

La mujer no solo es sesgada en cuestiones sociales, muchas veces la violencia de género se ve en lugares de la realidad cotidiana donde el sentido común ni siquiera lo percibe:

En cuanto a la reproducción, desde el comienzo de las empresas de asistencia de salud, obras sociales o sistemas de medicina prepaga, la madre embarazaba asiste al nosocomio donde, por medio de una operación o una dilatación asisitida, sacan al niño de su cuerpo. A diferencia de los partos naturales de antaño, las mamás hospitalizadas pasaron a ser un número más en donde (en los mejores casos) se les coloca una pulsera con el apellido materno al bebé y a la progenitora.

En tanto, desde hace algunos años a esta parte, la lucha de género recordó que la mujer tiene el poder de parir, siendo dueña de su propio cuerpo. Esta corriente comenzó a poner en primer plano la capacidad de decisión de cada individuo sobre la salud en cualquier ámbito, desde el reproductivo hasta el respeto merecido por parte las que deciden otro tipo de acompañamiento y asistencia en el momento del parto. 

"Respetar el parto y el nacimiento hace que se respete el poder de dar vida, el poder de las mujeres que han sido tan vapuleadas desde hace miles de años. Respetar el parto es respetar al ser humano"

En la Web denominada el Parto es nuestro se aclaran los avances y adaptaciones que ha sufrido el ser humano y como esto ha influido en la vida futura de las personas.  

"Nuestros cuerpos se han ido perfeccionando con el tiempo, adaptándose a las necesidades evolutivas de nuestra especie y dando lugar a nuevas formas de gestar y parir: Al adaptar la postura erguida para caminar sobre dos extremidades, nuestros bebés han tenido que aprender a nacer sin haber completado el periodo de gestación y por ello es tan importante respetar el vínculo físico-mental entre madre e hijo, para facilitar así la exterogestación que finaliza alrededor de los dos años de vida. Es de absoluta importancia intervenir sólo lo necesario (o nada) en los partos en salud, porque, de lo contrario, ponemos en riesgo la vida de la madre y la de su criatura.

El paradigma está cambiando y poco a poco muchos profesionales toman conciencia de la importancia de la natalidad, tanto para la madre como para el bebé e intentan modificar la situación desde el propio sistema, actualizandose y aportando su saber con el sector de los guardapolvos blancos.

"Respetar el parto y el nacimiento hace que se respete el poder de dar vida, el poder de las mujeres que han sido tan vapuleadas desde hace miles de años. Respetar el parto es respetar al ser humano", expresa el portal que apela a que "El Parto es poder".