08-05-2024
Evo, el imperio y sus lacayos por Carlos Aznárez (*)
A Estados Unidos cada vez se le suelta más la cadena con el tema del espía de la CIA, Edward Snowden, seguramente porque éste sabe mucho más de lo que ha trascendido hasta el momento.

Como se sabe, Snowden pegó el salto para alejarse de lo que él mismo definió, como "una estructura gigantesca para meterse en la vida de los países y las personas y complicársela".
"El chico de la CIA" es parte de esa mezcla que le convierte, junto a otros como el soldado Bradley Manning, en héroes para los activistas de Internet (y no pocos países latinoamericanos) y en peligrosos traidores para el Gobierno y el Congreso de Estados Unidos.

De todos modos, los ex jefes de Snowden en la Agencia han decidido cazarlo allí donde lo encuentren, y están desesperados porque son varios los amigos que le han salido al espía, que le ofrecen asilo (desde Rusia hasta Ecuador, Venezuela y Bolivia), así como en su momento lo hicieron con el creador de Wikileaks, Julián Assange.

En ese marco, buscando a Snowden, el Imperio y sus lacayos europeos (ahora las colonias son ellos) han cometido una gigantesca provocación contra el continente latinoamericano y caribeño, representado en este caso en la figura del presidente revolucionario de Bolivia, Evo Morales. Como bien ha dicho su vicepresidente Álvaro García Linera, al denunciar lo ocurrido, se trató de un verdadero secuestro. Esta vez, ejecutado por los gobiernos de Francia, Italia, España, y Portugal, quienes obedeciendo evidentes directrices emanadas del Pentágono, no sólo desconocieron la figura presidencial del mandatario boliviano sino que pusieron en peligro su vida al no permitirle sobrevolar el espacio aéreo de cada uno de sus países, hasta que debió hacer un aterrizaje de emergencia en Viena.

Por supuesto, Snowden no estaba en las maletas de Evo.

¿Equívoco? ¿Chapuza monumental? O simplemente, un mensaje mafioso a los jefes de Estado del ALBA, a quienes Estados Unidos desearía hacer desaparecer de la tierra, y quedarse con sus riquezas naturales tan codiciadas.

Grave, muy grave es este hecho, que muestra hasta que punto el poder imperial está dispuesto a actuar no sólo para capturar a los Snowden de turno, que últimamente parece crecerles como hongos, sino que además apuntan con todo hacia los países del continente que ya no están bajo la tutela de Obama y su equipo injerencista.
 
Primero fueron los ataques criminales gestados en contra del pueblo venezolano y el no reconocimiento por parte de los EEUU del triunfo legítimo de Nicolás Maduro, luego, se produjo el anuncio de Juan Manuel Santos deseoso de ser un soldado más de la OTAN, hace pocas horas la aparición de micrófonos en la embajada de Ecuador en Londres, donde está refugiado Julian Assange, y ahora esta embestida contra Bolivia y su mandatario.

Frente a la prepotencia europea con signo USA, varios países han solicitado la reunión urgente de la UNASUR para que se expida sobre el particular y además de repudiar a los agresores manifieste su plena solidaridad con Bolivia y su Presidente. Es lo menos que cabe para que la dignidad del continente no sea atropellada por estos nuevos conquistadores.

(*) Periodista, director de Resumen Latinoamericano