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06-11-2012 | El adios a un ícomo del peronismo | |||
Con una ceremonia Ãntima, despidieron a Leonardo Favio | |||
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Estuvieron presentes su hijo Nico y su hija MarÃa Salomé, su asistente Verónica Muriel, el secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia; el diputado Dante Gullo; los actores MartÃn Andrade y Antonella Costa, el periodista Horacio Verbitsky, el cantante Piero; colaboradores cercanos como Javier Leoz y VÃctor Basuk, además de familiares y amigos.
El cortejo fúnebre habÃa partido del Congreso de la Nación a las 14.45, donde el féretro, envuelto en una bandera argentina, fue despedido con aplausos, estrofas de la Marcha Peronista y el tarareo del estribillo de "Ella ya me olvidó", por cientos de personas que se acercaron hasta el Parlamento para un definitivo adiós a uno de los grandes artistas nacionales.
Luego de recorrer la ciudad, el cortejo ingresó a La Chacarita a las 15.45, donde era esperado por seguidores, personalidades polÃticas y artÃsticas en el Panteón de Sadaic, pero los familiares de Favio decidieron llevarlo directamente al crematorio, donde se realizó una ceremonia Ãntima para su despedida.
Cantante, compositor, actor y realizador cinematográfico que a lo largo de su desarrollo artÃstico retrató como nadie la dimensión afectiva que el Peronismo trajo a la polÃtica argentina, Favio partió rodeado del calor popular de miles pero acompañado con la presencia de los más cercanos y queridos.
Ni las cámaras televisivas, ni los diversos medios de prensa pudieron registrar la última partida en el cementerio, que se reservó exclusivamente para los más allegados.
Al salir del crematorio, su hijo Nico tomó la bandera argentina que vistió el féretro de su padre durante el velatorio y se la entregó a Javier Leoz, productor ejecutivo de "Aniceto", la última pelÃcula de Favio y que lo acompañó en muchas de sus aventuras cinematográficas, como "Perón, sinfonÃa del sentimiento" y "Gatica, el Mono", y que fue uno de sus más cercanos y queridos colaboradores.
Artista icónico del Peronismo, notable actor, realizador cinematográfico y cantante, Leonardo Favio falleció ayer a los 74 años en el Sanatorio Anchorena a consecuencia del agravamiento de un cuadro de afecciones crónicas que sufrÃa desde hacÃa años y que en los últimos tiempos habÃa provocado un marcado deterioro en su estado general de salud.
A su velatorio, que se realizó en el Congreso de la Nación, asistió anoche la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, además de personalidades polÃticas, sociales y artÃsticas como la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina; y el presidente de la Cámara de Diputados, Julián DomÃnguez.
También se hicieron presentes para un último adiós en la capilla ardiente del Congreso, el presidente de Radio y Televisión Argentina, Tristán Bauer; la presidenta del Incaa, Liliana Mazure; la cantante Teresa Parodi; los actores Ana MarÃa Picchio, Haydeé Padilla, VÃctor Laplace y Edgardo Nievas; y los realizadores Luis Puenzo y Fernando Pino Solanas, entre otros.
Considerado uno de los directores más importantes de la historia del cine argentino, en su extensa carrera dejó tÃtulos como "Crónica de un niño solo", "El romance del Aniceto y la Francisca", "El dependiente", "Juan Moreira", "Soñar, soñar" y "Nazareno Cruz, el Lobo", entre otros muchos.
Nacido como Fuaf Jorge Jury en Luján de Cuyo (Mendoza) en 1938, Favio llegó a Buenos Aires antes de 1950 para el servicio militar y años después comenzó a trabajar como actor de cine de la mano de Leopoldo Torre Nilsson, participando en pelÃculas como "El secuestrador" (1958), "La casa del ángel" (1960) y "Fin de fiesta" (1961).
También fue uno de los cantores populares de la Argentina de fines de los 60, donde con una veta personal alcanzó inmensa popularidad con canciones como "Fuiste mÃa un verano", "Ella ya me olvidó" y el "Tema de Pototo", de Luis Alberto Spinetta, que grabó bajo el tÃtulo "Para saber lo que es la soledad".
Alejado de las banalidades del éxito y los oropeles de la repercusión mediática, Favio hizo de la cercanÃa afectiva una ética, al tiempo que fue esclavo y profeta, al mismo tiempo, de una pertenencia y un destino histórico que lo marcó de niño y al que tributó sin dobleces en tiempos aciagos y bondadosos.
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