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"El de los j贸venes de 16 y 17 a帽os no es un voto menor" por Gabriel Brener | |||
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La escuela es un lugar estrat茅gico para practicar ciudadan铆a mientras se es alumno y no s贸lo cuando se sale. Incluir al ejercicio del voto a los j贸venes de 16 y 17 a帽os es viento a favor para el estado de derecho, es una condici贸n necesaria pero no suficiente para ampliar ciudadan铆a y participaci贸n. TOMAR DISTANCIA. Me parece necesario tomar distancia del juego especulativo. De la posible especulaci贸n pol铆tica que podr铆a entusiasmarse con alguna encuesta a favor, ya que como en tantas otras cosas, los adolescentes no hacen con lo que les damos lo que los adultos queremos que hagan. Si dicha especulaci贸n existiera incluso ser铆a traicionada por el propio peso de la decisi贸n juvenil. Lo mismo sucede con tantos otros actos de transmisi贸n, con los padres, los ense帽antes, los pol铆ticos o los periodistas. Los j贸venes deciden qu茅 hacer con aquello que les pasamos y en esa diferencia se construyen los pasajes entre generaciones. Pero tambi茅n hay que practicar distancia con la especulaci贸n medi谩tica, esa que a cada rato disemina im谩genes de j贸venes violentos, ap谩ticos e irresponsables como fertilizante de un estado de miedo ambiente, que no hace m谩s que ubicarlos en el lugar del riesgo y el peligro, alertando al "buen vecino" a que se cruce de vereda ante el acecho inminente de cualquier amenaza adolescente. OPORTUNIDAD PEDAG脫GICA. El voto para millones de j贸venes no es ninguna soluci贸n, sino un hecho pol铆tico que puede aprovecharse para construir m谩s y mejor democracia, o para quedar en mero tr谩mite administrativo. Se trata de una oportunidad pedag贸gica para nuestra sociedad. Sin duda, como afirma tanto opin贸logo, es factible que muchos chicos y chicas no est茅n preparados para dicho ejercicio ciudadano, casi del mismo modo que tant铆simos adultos. Bien vale entonces ofrecer la opci贸n del voto como excusa para inaugurar espacios de debate en las familias, en los barrios, en los medios de comunicaci贸n, y especialmente en las escuelas. Porque la elecci贸n, cualquiera sea ella es algo que se aprende y construye en el d铆a a d铆a y con los otros. No es conveniente elegir "de golpe", ni para un chico, ni para un adulto, y en especial cuando la elecci贸n est谩 ligada a la forma de vivir con los dem谩s. El voto puede ser un horizonte para ensayar diversas otras elecciones que afecten lo individual y en especial lo colectivo. En Argentina hace unos pocos a帽os existe una Ley Nacional de Educaci贸n (Ley 26.206) e indica que todos los chicos deben estar en la escuela, y lo novedoso respecto de leyes anteriores es que abarca toda la escolaridad secundaria. Es clave entonces impulsar iniciativas en las escuelas ya sea a trav茅s de "construcci贸n de ciudadan铆a" una materia de reciente creaci贸n pero tambi茅n en lengua, matem谩tica, en otras ciencias y en los recreos. Generar diversas instancias que permitan a los alumnos ser parte activa de proyectos participativos dentro y fuera de las instituciones escolares. Aquella idea que sostiene que se es ciudadano al egresar de la escuela refuerza la noci贸n de los adolescentes m谩s como objetos de decisiones de otros que como sujetos que construyen su propio destino. La escuela es un lugar estrat茅gico para practicar ciudadan铆a mientras se es alumno y no s贸lo cuando se sale de ella. Los que patean ciudadan铆a para adelante y con el dedo se帽alan un problema de capacidad o madurez; adem谩s de subestimar a los adolescentes evitan asumir con franqueza que prefieren chicos disciplinados que acepten lo habitual como cosa natural, extra帽an una autoridad de la imposici贸n. De esa que insiste en la idea de recuperar, restaurar, volver a la autoridad, como si la autoridad se tratara de un bronce que se restaura en vez de una relaci贸n que se construye, y que siempre tiene fecha de vencimiento. INVITACI脫N A LA POL脥TICA. Somos una sociedad que ha sufrido un proceso de desintegraci贸n feroz desde la 煤ltima dictadura c铆vico-militar, enalteciendo como valor 煤nico y sagrado el dictamen del mercado en detrimento del rol y las pol铆ticas de Estado. Es necesario entender al voto en el marco de acciones que ampl铆en la participaci贸n de los j贸venes, se trata de una invitaci贸n a la pol铆tica, ese asunto que tiene que ver con pensar en los otros, con vivir mejor juntos y de manera m谩s justa. Pol铆tica que hace rato es ninguneada y a煤n sigue gozando de mala prensa, por m茅rito propio, sin dudas, pero tambi茅n por el apogeo de un sentido com煤n mercantil, que naturaliza el s谩lvese quien pueda, donde a煤n cotiza m谩s alto el apetito individualista de consumo, el darwinismo social que la construcci贸n colectiva y solidaria de lo com煤n. Donde algunos dan por cierto que la pol铆tica es una profesi贸n y entonces prende ese discurso neoliberal que reduce los problemas sociales a meros asuntos t茅cnicos que deben resolverse "entre entendidos". Y de esa manera niegan la existencia de los conflictos que expresan la tensi贸n de intereses entre sectores que conviven en una sociedad injusta en el reparto de bienes materiales y simb贸licos. Los conflictos deben ser fuente de construcci贸n de convivencia, por m谩s inc贸modos y complicados que sean. Al ocultarlos, gambetearlos o reducirlos a simples desperfectos t茅cnicos de sistema, se convalida el statu quo, o mejor dicho, que las cosas sigan siendo como siempre, acostumbrarse a lo injusto. El voto m谩s joven consiste en ampliar un derecho y la posibilidad de opci贸n habilita a que cada adolescente pueda elegir y construir su decisi贸n y no sentirse forzado al respecto. Curiosamente el voto de los chicos de 16 y 17 a帽os es tambi茅n un reto para los adultos. Un desaf铆o que incomode, para transformar la mirada punitiva que suele merodear a los adultos en un acto de generosidad y bienvenida para los m谩s nuevos, animando un di谩logo m谩s sincero, una escucha m谩s atenta, el decir lo propio y dar la palabra. Y en el caso de los j贸venes, el voto es ampliaci贸n de derechos, un desaf铆o para salir de lo propio (sin dejarlo), y pensar en los dem谩s. Si la participaci贸n social, y el voto como una de sus formas, se asume no tanto como quien acepta la palabra que alguien le da sino como un acto que implica tomar la palabra por decisi贸n propia, es probable que estemos hablando de j贸venes que se resisten a ser tomados como meros objetos de la pol铆tica, de consumo, de los medios, para transformarse en sujetos que se disponen a construir su propio camino. (*) Lic. en Ciencias de la Educaci贸n (UBA). Especialista en Gesti贸n y Conducci贸n de Sistema Educativo y sus instituciones (FLACSO). |